En un entorno empresarial cada vez más dinámico, elegir y adaptar oficinas se ha convertido en un ejercicio estratégico que va mucho más allá del simple espacio físico. Las tendencias actuales de sostenibilidad, tecnología y trabajo híbrido han redefinido el concepto tradicional de oficina, obligando a las empresas a considerar variables más amplias y complejas para alinear sus espacios con sus objetivos de negocio y las expectativas de sus colaboradores.

oficinas
Adaptarse al ciclo del mercado y al nuevo perfil del colaborador:

La primera consideración clave es entender en qué fase del ciclo inmobiliario se encuentra el mercado. Cuando la oferta es amplia, es más fácil encontrar oficinas amobladas o implementadas que se ajusten a las necesidades específicas de una empresa. Sin embargo, en periodos de baja disponibilidad, como el actual, las empresas deben ser más flexibles y considerar espacios en gris, lo que implica inversiones adicionales en implementación.

Por otro lado, el espacio debe responder al tipo de dinámica laboral que se desea fomentar. Hoy, las oficinas han dejado atrás el diseño jerárquico y cerrado. Se privilegian espacios abiertos, colaborativos, que inviten a la interacción y a la creatividad. Incluso, los puestos de los gerentes han perdido su carácter exclusivo, transformándose en espacios versátiles que también pueden funcionar como salas de reunión.

La sostenibilidad ya no es opcional:

Los criterios de sostenibilidad también están marcando la diferencia. Las certificaciones ambientales como LEED o EDGE, antes solicitadas solo por grandes corporaciones, son ahora una exigencia común entre empresas locales. Este tipo de inmuebles no solo refuerza una imagen corporativa responsable, sino que también genera eficiencias reales en consumo eléctrico y de agua.

En distritos como San Isidro o Miraflores, es prácticamente impensable que un edificio de oficinas nuevo carezca de certificación ambiental. Incluso los edificios categoría B más recientes, conocidos como boutique, suelen incorporar estos estándares. Cada vez más empresas descartan desde el inicio aquellas opciones que no cuentan con certificaciones sostenibles, sin importar que ofrezcan otras facilidades competitivas.

¿Cuándo hacer el cambio y cómo decidir bien?

La necesidad de buscar una nueva oficina o renovar la actual debe evaluarse, como mínimo, un año antes del vencimiento del contrato. Esta anticipación permite renegociar con mejores condiciones o comparar opciones en el mercado sin presión. Además, cualquier decisión debe considerar la proyección de crecimiento o reducción del equipo, así como los costos reales de una mudanza.
Existen dos enfoques distintos para este proceso: el análisis stay or go, que compara el valor de quedarse versus mudarse, y el fly to quality, donde la decisión de migrar ya está tomada y se busca un espacio superior. Ambos requieren un análisis cuantitativo detallado, que va mucho más allá del costo por metro cuadrado. Factores como el periodo de gracia, los incrementos anuales y las penalidades por salida anticipada son igual de importantes.

Errores comunes y cómo evitarlos:

Uno de los errores más frecuentes es ignorar las necesidades de los colaborares. La ubicación es crítica: estar cerca de corredores de transporte masivo como Javier Prado, el Metropolitano o el tren eléctrico facilita la asistencia y mejora la percepción del espacio laboral. Otro aspecto clave es la “caminabilidad”: la posibilidad de acceder caminando a servicios básicos como tiendas, notarías o restaurantes.
También es fundamental evitar decisiones impulsadas únicamente por el precio por metro cuadrado. Un análisis económico puede revelar que una opción aparentemente más costosa resulta más beneficiosa a largo plazo, considerando todos los componentes del contrato.

La oficina como experiencia de marca y bienestar:

La implementación del trabajo híbrido ha transformado la oficina en un espacio de convivencia y cultura. Ya no se trata de obligar a los colaborades a asistir, sino de motivarlos a hacerlo. Para eso, las oficinas deben ser agradables, cómodas, con zonas lúdicas, colaborativas, de descanso y, sobre todo, bien ubicadas. Un entorno laboral positivo puede elevar los niveles de felicidad y productividad.
En este contexto, el rol del área de recursos humanos se vuelve clave, al promover iniciativas que refuercen el sentido de pertenencia y el bienestar de los equipos.

Hoy, más que nunca, la oficina no es solo un lugar de trabajo: es una herramienta estratégica que puede impulsar la retención del talento, reflejar la identidad de marca y adaptarse a los desafíos del futuro.

Noticias Relacionadas

Noticias y tendencias del sector inmobiliario

Hablemos

Comienza tu proyecto con nosotros.