En un mundo cada vez más propenso a desastres naturales y eventos climáticos extremos, la resiliencia se ha convertido en un aspecto fundamental del diseño de infraestructuras. Las oficinas, como espacios donde se concentra un gran número de personas y se desarrollan actividades importantes, no son ajenas a esta necesidad.

El diseño de oficinas para la resiliencia frente a desastres se enfoca en crear espacios de trabajo capaces de resistir, adaptarse y recuperarse rápidamente ante eventos disruptivos. Esto implica considerar diversos aspectos, que pueden ir desde la ubicación y construcción del espacio hasta la planificación de la evaluación y la continuidad del negocio.

Para diseñar una oficina resiliente, se requiere tener en cuenta:

  • Prevención: Proponer materiales duraderos y resistentes, de acuerdo a la exposición potencial que podrían tener; por ejemplo al fuego, inundaciones u otros desastres. Tener en consideración todas las medidas de seguridad indicadas por la normativa local e internacional, para minimizar el riesgo. Además, la oficina deberá estar siempre a punto para obtener sus licencias y certificaciones ITSE correspondientes.
  • Preparación: Desarrollar planes de emergencia y protocolos de acción para diferentes tipos de desastres, incluyendo la capacitación constante del personal.
  • Mitigación: Reducir el impacto de los desastres, por ejemplo, mediante el uso de sistemas de energía de respaldo, redundancia de servidores, equipos y sistemas correctamente implementados y mantenidos.
  • Adaptación: Diseñar espacios flexibles que puedan adaptarse a las nuevas condiciones que puedan generarse. En la experiencia de la pandemia, por ejemplo, vimos la facilidad con la que algunos espacios diseñados como pools de trabajo u oficinas abiertas pudieron adaptarse fácilmente a las medidas de distanciamiento trabajando bajo una modalidad hibrida.
  • Recuperación: Facilitar la recuperación rápida de las operaciones y la vuelta a la normalidad por medio de acciones correctivas inmediatas para los sistemas críticos y planes progresivos de restablecimiento de los sistemas menos esenciales.

Asimismo, los edificios corporativos en los que las oficinas están ubicadas, pueden formar parte importante de las estrategias para oficinas resilientes. Edificios con sistemas implementados como estructuras antisísmicas, zonas con facilidad de acceso, alejadas de áreas propensas a inundaciones o fallas geológicas. También ayuda que tengan implementadas tecnologías y sistemas de información y comunicación confiables y seguros para mantener la conectividad durante y después de un desastre.

No se debe dejar de lado la importancia de una buena administración de estos edificios, que velen por el mantenimiento del mismo, donde también considere medidas de seguridad y protocolos de emergencias; y que colaboren con las autoridades locales y la comunidad para desarrollar planes de respuesta a desastres coordinados. Deben contar con personal capacitado sobre procedimientos de emergencia, primeros auxilios y respuesta a desastres; y con planes de evacuación claros y señalizados, considerando diferentes rutas de escape y puntos de reunión seguros.

El diseño de oficinas para la resiliencia frente a desastres es una estrategia precavida que trae consigo beneficios claros para las empresas que buscan proteger a sus empleados, reducir costos asociados a una posible recuperación, mejorar la imagen pública de la empresa, fomentar un ambiente de trabajo seguro, productivo, y, por supuesto, garantizar la continuidad de sus operaciones.

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